domingo, 23 de mayo de 2010

Mitos geniales del Tratado de Libre Comercio.Ganancias para los vendedores. Pérdidas para los compradores.

Testimonos: Blog. El Comentario Político Económico.

Por Cipriano Barreto Mendoza

Para empezar, no hay tal tratado sino una imposición de las transnacionales a los pueblos, con el anzuelo de combatir el desempleo y de mejorar sustancialmente los salarios.
La libre importación y exportación de mercancías, dice el guión del cuento, desarrollará el Comercio Exterior proporcionando, a la vez, productos más baratos y de mejor calidad a los consumidores de todo el Mundo.
En primer lugar, no hay tal libertad de comercio, sino una ampliación de la explotación del hombre por el hombre… globalizada, es decir, se socializa. ¡Explotación para todos! Sería la divisa.
No se abaratan los productos, pues se acaba con los aranceles a las mercancías pero se agregan cuatro costos: Aduanal, transporte, financiamiento y el seguro.
Tampoco se desarrolla el Comercio Exterior, lo que hay es una continuación de la División internacional del Trabajo, impuesta por los neo imperialistas, en que unos cuántos países (20) son los fabricantes y vendedores y la inmensa mayoría (180) sirve como mano de obra y proporciona recursos naturales baratos y de ser posible , regalados.
Consumidores son los 200 países, en teoría. La realidad es que en los países ricos un 30 a 50% lo son y en los pobres: entre un 20 a 30% pueden hacerlo. El resto, solo tiene la aspiración a ser un consumidor, pero carece de la posibilidad real pues vive al día y carece de futuro.
Es verdad que se terminan con los aranceles a las mercancías pero se agregan cuatro costos: Aduanal, transporte, financiamiento y seguros.
No baja los precios, sino que los dispara y la calidad sólo es para los que pueden pagar la inflación desatada y el resto, consumirá mercancía pirata, que no es barata sino menos cara.
En cuanto a los sueldos y salarios, estos mejoran, mientras se desplaza a los productores locales pues una vez liquidada la competencia, los ingresos de los trabajadores empiezan a caer, ya que hay menos empleadores y la transnacional se vuelve un monopolio descarado o disfrazado.
En lugar de que aumenten los empleos, estos disminuyen por la eliminación de los empleadores pero también por la tecnología y la robotización, utilizada por la empresa, acabando con el empleo con cierta especialización y mejor pagado, convirtiendo a los profesionistas y técnicos en maquiladores o con muy baja o nula preparación académica.
No sólo se pierden empleos sino que la calidad de los mismos también. Hay menos empleos y los que hay son de baja calidad. A tal grado llega, que la prestaciones disminuyen tendiendo a desaparecer. El empleo ya no es parte integral del desarrollo de la sociedad, sino un nuevo tipo de esclavitud más grosera y criminal, por existir hoy, todos los medios intelectuales y tecnológicos, para alcanzar un Estado de Bienestar Global.

La educación superior o especializada no tiene campo para desarrollarse, CARECE DE UN MERCADO, pues los productos se planean, diseñan y se inventan en las matrices y las patentes se controlan a nivel global, terminando con la creatividad y la imaginación de los pueblos.
Los programas gubernamentales de "Industrialización por Sustitución de Importaciones" (ISI) buscaban favorecer y alentar la creatividad de los mexicanos y la cancelación por los neoliberales fue un Crimen de Estado pero que favorecía el proyecto de frenar las ideas nuevas que compitieran o rivalizaran con ellos.
¡No querían otro Japón u otra Corea!
Estos monopolios se apoderan de las iniciativas y mejoras productivas de sus empleados y trabajadores, pues en los contratos existen clausulas que dan la propiedad exclusiva, de las nuevas ideas, propuestas y reformas, (se cubren todas las posibilidades) al contratante y un simple reconocimiento, al contratado. En el colmo de la generosidad, en ocasiones se le da un estímulo económico, sin que sea obligatorio.
En resumen, Los Tratados de Libre Comercio, son la expresión más acabada, del oscurantismo que amenaza al Siglo XXI: La esclavitud asalariada.