martes, 1 de junio de 2010

Sindicato de Banqueros 15 veces más subsidiado que SME

Blog: Un Futuro, con futuro, para México. 

Por Cipriano Barreto Mendoza.

Jorge Castañeda y Héctor Aguilar, promotores de: Un futuro para México, puntualizan sus señalamientos a los sindicatos mexicanos, como parte de un lastre que impide que se aprueben reformas estructurales que proyecten al país hacia un futuro mejor.
Los sindicatos, efectivamente, no son parte de la solución a los muchos problemas que padecemos, tal como son manejados actualmente. Son incluso, parte permanente de los mismos pero, ¡ojo! NO de su extrema gravedad y resistencia a los cambios positivos.
Los sindicatos y el sindicalismo, en general, han sido instrumentos útiles, más para que el capitalismo explotador liberal, se fortaleciera y menos para beneficiar el llamado Estado de Bienestar Social.
Con la caída del Socialismo real de la URSS, el capitalismo moderado y relativamente “social”, se quita la careta y muestra su verdadero rostro: El capitalismo salvaje que ya no se conforma con explotar la mano de obra y los recursos naturales de los pueblos “emergentes” sino también los activos humanos y materiales de sus propias comunidades.
Con la bandera mitómana de que “el mercado se podía auto regular”, el liberalismo del capitalismo social se convierte en el neoliberalismo que no es más que el capitalismo salvaje del libertinaje económico y político, que agrede, en extremo, el tejido social.
Los sindicatos fueron, durante más de DOS SIGLOS, ejemplos de solidaridad humana, que a costa de muchos sacrificios, de sus miembros y de sus familias, contribuyeron a acotar la explotación genocida y criminal de la revolución industrial. FUERON FRENO Y ESTIMULO A LA VEZ.
La depredación se reguló en los países pioneros, gracias a las luchas de los sindicatos y gremios, pero como las ganancias se tenían que acrecentar, la explotación genocida y criminal se trasladó a los países pobres. Las metrópolis colonialistas cambiaron su discurso y la práctica en lo interno, pero las multiplicaron en lo externo.
Llegando, incluso, a la LIMPIEZA IDEOLOGICA, para impedir que EMPRESARIOS liberales, demócratas, NACIONALISTAS y no se diga, SIMPATIZANTES del socialismo, tuvieran la osadía de FRENAR o siquiera ACOTAR, la expansión del CAPITALISMO NEOIMPERIALISTA, en sus países.
Los líderes obreros se volvieron comodinos y patrones, POR LA BUENAS O LAS MALAS. La alternativa de los hampones de “plomo o plata”, se puso en PRÁCTICA con los dirigentes obreros, dentro de las metrópolis, pero fuera del IMPERIO, ya no era necesario entregar plata para controlar a los líderes obreros, bastaba con declararlo socialista o guerrillero y “asunto arreglado”.
Si esto ocurría en la modernidad de las ciudades, en el campo era mucho peor, no sólo se desaparecía o ejecutaba al dirigente, de plano, se exterminaba a toda la familia y en no pocos casos, a toda la comunidad dónde habitaba, ya que no era necesario que lo apoyaran, pues lo que sobraba eran “indios”. Estas masacres se conocieron gracias a la incipiente globalización y a la modernidad y velocidad de las comunicaciones.
Eliminar a los reacios a la nueva civilización, ya no era del todo impune, porque al menos quedaba impreso en los lamentos, cánticos y leyendas orales y más recientemente, en los medios escritos. No con pruebas documentadas y menos, con el castigo legal para los criminales, pero al menos, el juicio popular ahí permanecía para la Historia.
Con estos exterminios, ejemplares, fue normal y natural, que los líderes obreros cambiaran la mística laboral y de clase por la simple y elemental supervivencia. Las ejecuciones sumarias, después de las torturas y violaciones, hicieron que las condiciones laborales, aún siendo infrahumanas, se volvieran más soportables, que con el tiempo, facilitaron el cambio de intereses que ya eran muy distintos a los de las masas que decían encabezar.
En pocas palabras. Después de la claudicación, se volvieron explotadores y burgueses. La comodidad de los centros imperiales fue financiada con la explotación depredadora del capitalismo salvaje. Que buscó comprar a los líderes sindicales en vez de confrontarlos y éstos aceptaron “una oferta que no podían rechazar”, las 30 monedas de rigor. ¿Suena parecido con lo que hoy ocurre, con la delincuencia organizada?
En este proceso de explotación, los sindicatos como instrumentos de presión de los trabajadores, para obtener mejoras laborales y de seguridad en el empleo, cumplieron con su papel durante treinta años pero, después de la Segunda Guerra Mundial, se volvió cada vez más patronal su comportamiento, llegando al grado de aceptar que las industrias de gran valor agregado y de mejores ingresos, emigraran a países con salarios 15 a 20 veces más bajos.
La transformación sindical, de rojo a blanco, para variar, primero se dio en los EUA, y CIEN AÑOS después en nuestros países neocolonizados. En justicia, habría que abonar que en México, el sindicalismo fue fiel a su clase, por un tiempo mayor, que en los países recién incorporados al capitalismo. China, por ejemplo.
Todo este “rollo”, es para decir que los juicios sobre los sindicatos mexicanos, de Jorge Castañeda y Héctor Aguilar, son exagerados y parcialmente injustos, pues para poner un ejemplo reciente: Al Sindicato Mexicano de Electricistas se le canceló porque había que subsidiarlo con 40 mil MDP, cada año, pero NO DICEN que el Sindicato de usureros, por el rescate de la Banca, recibe cada año el 6% del PIB, equivalente a 60 mil MDD o sea, 600 mil MDP.
¡Tanto cómo 15 SME´s, con 40 mil trabajadores cada uno! ¡Los banqueros se chupan más que 600 mil electricistas, más que 15 SME´s! ¿Cuál sindicato, representa mayor carga para México y su Futuro?