martes, 29 de diciembre de 2009

Electores y ciudadanos. Testimonos: Ciudadanos Electores o simples votantes



Testimonos
Por Cipriano Barreto Mendoza

En un programa de Aristegui, en CNN, se analizó el Decálogo de Reforma Política, que envió el presidente Calderón, no cómo regalo de Navidad anticipada sino como broma del día de los Inocentes, también anticipada, que acostumbramos los mexicanos, el 28 de diciembre.
De las diez propuestas, que son refritos ya planteados, algunos desde hace 25 años, sólo la quinta, que plantea que los ciudadanos puedan presentar iniciativas al Congreso significa, más que una novedad, la posibilidad de que los ciudadanos se hagan escuchar.
¡Ojo! Decimos escuchar, no que nos hagan caso, pues tenemos la amarga experiencia de que nuestra clase política y los titiriteros que los manejan (los poderes fácticos) no palomean leyes que les sacudan y resten, un poco sus ganancias y que, es el propósito de este planteamiento como ciudadano de este País.
Lorenzo Meyer y Denise Dresser, los invitados de Aristegui, presentan sus dudas sobre las propuestas de Calderón y las intenciones que lo mueven a presentarlas. En principio reconocen que estas propuestas, en tiempos más optimistas, fueron bien recibidas pero que ahora, sólo servirían para que el Sistema ganara tiempo, jugándonos el dedo en la boca con estos cuentos calderonianos… de Navidad.
Denise considera viable la propuesta de reelección de legisladores y de alcaldes municipales, mientras que Mayer no le ve futuro inmediato, dado el rechazo que se dio en las filas del PRI, por parte de Peña Nieto y de Beatriz Paredes.
La reelección dicen: serviría para premiar o castigar a los políticos, de nueva cuenta, a un puesto o al mismo, tomando en cuenta su desempeño anterior, pero nada existe en el Decálogo que revoque el mandato. Al votante se le toma en cuenta para llevar a un candidato a un puesto público pero ya ahí, no hay forma de retirarlo si su desempeño no es el indicado… o no cumplió sus promesas de campaña.
En la defensa de la Reelección, se habla de la existencia de los ciudadanos electores, cuando en la vida real lo único que hay, son electores manipulados por los medios masivos de “comunicación” o por las necesidades a que se ven sometidos por la crisis permanente en que se encuentra el país.
El ciudadano es un “perro verde” en nuestro México, un ente exótico que no se ha hecho realidad por las condiciones de dependencia existentes en la clase política, en los poderes fácticos y en la generalidad de la población. La clase política porque sólo busca defender sus intereses y prolongar su permanencia en el Poder. Los poderes fácticos, por supuesto, pretenden seguir manejando a la clase política para que defienda sus ganancias groseras y criminales, no porque las tengan, sino porque son desproporcionadas y terriblemente injustas, basadas en subsidios tanto por los bajísimos salarios que pagan, como por los altos precios a que venden. La Población ha perdido su ciudadanía por su baja participación en las decisiones políticas y completamente nulas en las propuestas económicas, que incluyen el aceptar subsidios para subsistir o para no descender de su nivel de vida.
Para ser ciudadano, se necesita independencia económica que sólo puede lograrse con salarios constitucionales, con empleos estables y una seguridad pública y social aceptable. Con medio país en la pobreza y la otra mitad en el conformismo y con el miedo de caer dentro de las estadísticas de la otra mitad, no puede existir la independencia que vote para sí sino para la conveniencia y los intereses de las élites.
Proponer una Reforma Política, sin contar con ciudadanos, es como tener un “perro verde con motas amarillas”.