lunes, 14 de febrero de 2011

Control de daños.

Control de daños de dictadores e Imperios: Gatopardismo.
Movimiento del 68, promotor indirecto de la violencia delincuencial.
Reformas Políticas, sin Reformas Económicas, la causa.
Testimonos: Blog. Un futuro, con futuro, para México.
Por Cipriano Barreto Mendoza.
Ante la rebelión de las masas, los dictadores y los imperios, tratan de salir lo mejor librados.
El control de daños, la mayoría de las veces, consiste en subirse al carro de los rebeldes y en declararse partidarios de sus reclamos y propuestas.
En un intento de ganar tiempo, para organizar el contra ataque, se recurre al recurso de prometer reformas en el corto plazo, para después, si antes no se cancelan, restarles vigencia o volverlas inoperantes.
La rebelión de la clase media alta, en Egipto y Túnez, que sacó del poder a dos déspotas, no podría calificarse de revolución hasta no ver qué pasos dan los que se quedaron con él.
Hasta el momento, es muy positivo que no exista derramamiento de sangre en extremo (300 muertos) lo que significa que los militares mantienen un control en ese sentido y/o respetan las órdenes dictadas por los altos mandos del ejército.
Esto puede obedecer a un golpe de Estado por los militares o a una conciencia de Cambio en todos los órdenes.
De hecho, sorprende que en pleno siglo XXI, nos encontremos con países que durante años y años están sometidos a camarillas de izquierda y/o de derecha que, no sólo se mantienen en el Poder, sino que no han generado ni propiciado, mejoras económicas, sociales y políticas, para las mayorías.
Pongo en último lugar a las políticas, porque en los últimos 50 años, los dictadores e Imperios, han encontrado en las concesiones de ese tipo, el mejor control de daños.
Ceder en posiciones políticas virtuales, mientras se conserve el control político real, no es tan grave como se consideraba en los años 70´s y 80´s.
Hoy en el nuevo siglo XXI, las posiciones políticas, ya sean de izquierda o derecha no tienen la mayor importancia y lo que se defiende, con uñas y dientes nucleares, son las reformas económicas y sociales.
Por esta razón, en México, desde el movimiento del 68, se han aprobado reformas políticas positivas y cero reformas económicas favorables.
Las reformas económicas aprobadas e impuestas, han sido contrarias al bienestar de las mayorías.
Las reformas políticas que dieron espacios legislativos y/o municipales y hasta estatales y nacionales, a los rebeldes sesentayocheros, han servido para paralizar las reformas económicas positivas, al grado tal, de que ni siquiera, se ponen en la agenda de las Cámaras y del Congreso.
Pese a existir las condiciones económicas para hacerlo, en México hay desempleo y subempleo, a consecuencia de salarios inconstitucionales durante 93 años.
Los Poderes Fácticos han aprobado y hasta promovido reformas políticas que serían positivas, si éstas a su vez aprobaran y promovieran reformas económicas que generaran un efecto dómino a la inversa, es decir, que levantaran las fichas en lugar de desplomarlas.
Por el contrario, las reformas políticas sólo han servido para agudizar el desplome de los derechos y conquistas laborales y sociales de los trabajadores y de las clases medias bajas y sin futuro.
El resultado es que, al cerrarse las oportunidades legales para las nuevas generaciones, sólo quedan las marginales y criminales.
Por ello, nuestro país está envuelto en una violencia sangrienta que directa e indirectamente está provocada por más de 42 años de que la generación del 68 se sentó a la mesa anexa y provisional, de los Poderes Fácticos, olvidándose de que estaba ahí, no sólo para comer, sino para que la mayoría lo hiciera, por primera vez.
Lamentablemente, esa generación del 68, se perdió y se dejó perder, por un plato pequeñísimo de reformas políticas.
Las consecuencias en costo de vidas humanas es de 35,000 vidas en febrero de 2011.
No jaló del gatillo, pero aportó el arma: Un neoliberalismo ejecutor e impune.
Por un plato de reformas políticas y cero económicas.
La generación del 68, le sirvió de tapete.