domingo, 17 de mayo de 2009

Carlos Salinas de Gortari y el Crimen Institucional


(17/Mayo/2009)


En varios Testimonos he tratado el tema de la delincuencia institucional en contra posición del llamado crimen organizado. En México ambas actividades delictivas se entremezclan y conviven gracias a la complacencia de la sociedad representada en el resto de las instituciones que un político (con amplio poder de convocatoria pero muy limitada inteligencia) “mandó al diablo” en plena campaña presidencial.
Aunque se piense lo contrario, es el crimen institucional el que da origen al crimen organizado. La concentración de la riqueza en unos cuantos, en nuestras sociedades primigenias, es la primera violación a la costumbre comunal o tribal de que el disfrute de un bien o recurso, es de la comunidad y no de un grupo en particular. Para proteger y mantener esta violación, el grupo decreta una regla o ley para hacer de esta desigualdad, un hecho intocable. El resto del grupo desposeído de este bien o recurso, para tratar de recuperarlo, lo puede hacer de común acuerdo, mediante el diálogo o por medio de la violencia de recurrir al delito (romper la ley).
En nuestras sociedades “modernas y con tecnología de punta”, el grupo que concentra la riqueza o el Poder, trata de conservar esta desigualdad a toda costa y recurre a todos los métodos habidos y por haber, desde el diálogo hasta el extremo de la violencia. Los grupos desposeídos tratan por todos los medios de recobrar el equilibrio existente desde los principios del hombre, que para sobrevivir, tenía que apoyarse en otros hombres y no explotarlos pues ello, los hubiera condenado a la extinción.
Todo este “rollo” es para que podamos distinguir que lo más peligroso para la convivencia entre los seres humanos es la desigualdad entre ellos, que si en el pasado podía tener una explicación interesada, hoy en los inicios del siglo XXI, con el desarrollo intelectual y el tecnológico, esto ya no tiene razón de ser y de continuarse la explotación del hombre por el hombre, entonces estaríamos en una involución y prepararíamos la desaparición del ser humano en este planeta.
En México, nos encontramos con una cadena de crisis, una de las cuáles es la propensión de engancharnos con los escándalos de nuestros personajes de la vida política y económica, en vez de buscar la forma inteligente de salir de la serie de baches que nos hacen esclavos de ellos y no dominadores y transformadores de los mismos.
En particular, trataré de revisar la conducta institucional del ex presidente de la república, Carlos Salinas de Gortari, quién causó más daños desde el Poder Ejecutivo, que lo que perjudicó al país, con sus ambiciones, desvíos y complicidades personales.
Un ejemplo sencillo, fue el de no construir refinerías ni complejos petroquímicos, que nos dieran cierta independencia económica y la creación de empleos calificados y con sueldos y salarios decorosos. En su mandato, una refinería costaba de 1,500 a 2,000 mdd; hoy saldría de 10,000 a l2,000 mdd y júrelo que cuándo se ponga en operación el costo estará cerca de los 20,000 mdd (2015).
Actualmente se importan 4 de cada 10 litros de gasolina y el costo representan 10,000 mdd anuales y cada año se comerán una parte importante de lo que se recibe por la exportación del crudo al grado que, para cuando la nueva refinería se inaugure, prácticamente ya no tendremos ingresos netos por este rubro.
CSG, con la firma del TLC, nos condenó a ser una Nación maquiladora, con muy poca integración de materias y productos nacionales (del 5 al l0%) y revalidando patentes ya caducas o por estarlo, representando una fuga de divisas, amén del medio millón de mano de obra que tuvo que emigrar cada año, pues los bajísimos salarios, no retenían al trabajador con cierta ambición por mejorar su nivel de vida y el de sus familiares.
El costo para el país, por la huída forzada de 10 millones de mexicanos en 20 años, es de 3 billones de pesos, calculando la preparación promedio de cada emigrante en 30 mil pesos anuales, por l0 años de escolaridad promedio. México de un país semi industrializado, con una industria pesada incipiente, se convierte en una nación importadora de todo, hasta del alimento base, el maíz.
El hecho de no devaluar el peso en su sexenio, para no devaluarse cómo presidente, causó el peor desastre de la historia económica de México, con dos millones de desempleados y la caída del PIB en 6%. Hoy este desastre se repetirá con Felipe Calderón Hinojosa, lamentablemente por seguir las pautas del neoliberalismo, del capitalismo salvaje que, nos juraban, se regularía a sí mismo, para no caer en excesos ni en abusos.
En sus cantos de sirena, esta dictadura del mercado, prometía que a corto plazo tendríamos salarios “al estilo americano’ y un modo de vida equivalente. La realidad es que hoy estamos peor que en los 80’s, cuando en el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, se dio inicio a una debacle tras otra, a una tragedia tras otra, a una crisis seguida por otra peor.
En medio de estos desastres nacionales, de estos crímenes institucionales, producto de las decisiones cupulares, se cometen los actos criminales comunes de los titulares del Poder Ejecutivo que en su pequeñez moral y ética, consideran legítimo apropiarse de los recursos de la Nación.
El autoritarismo patrimonialista del Sistema, inculca en los funcionarios la creencia de que son los dueños del país y que pueden disponer de sus bienes y recursos a su antojo y que no se les puede cuestionar al respecto, porque ellos son la Patria.
Los costos de los crímenes institucionales de CSG son incalculables pero, en cambio, si podemos decir, que los crímenes comunes, organizados o no, que cometió, son miles de veces menores.
La Partida Secreta presupuestal de la que se dice que CSG dispuso para pagar favores y complicidades a funcionarios, columnistas, intelectuales, académicos, empresarios y socios, “apenas” era de 5 mil millones de pesos. Si se robó la mitad, ésta representa una bicoca, comparada, con la caída del Sistema Electoral; con la importación actual de gasolina (4 de cada 10 litros); con la devaluación del peso en el “error de diciembre”; con la caída del PIB del 6% y con la designación de Ernesto Zedillo Ponce de León, como candidato presidencial en l994.