domingo, 4 de octubre de 2009

Creación de empleos sólo los harán las Pymes. “Inversiones”



Por: Cipriano Barreto Mendoza


Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del Mundo, a propósito del Decálogo de Calderón, señaló que no se crearan empleos con estas medidas recaudatorias del gobierno federal que, en lugar de recortar los dispendios y el despilfarro de sus secretarías, pretende conservarlos a costa de gravar a los ciudadanos con nuevos impuestos.
Estos gravámenes los pretendió disfrazar, catalogándolos de “impuestos contra la pobreza”, menospreciando la inteligencia de la sociedad y considerando que la mayoría tiene un chícharo como cerebro, creyendo el gobierno que todo el mundo tiene la capacidad mental de que hace gala el inquilino de palacio federal y su gabinete de “cuates”.
En México está muy extendida la idea de que las grandes inversiones son las creadoras de empleos pero la realidad es que son las que menos crecen en este rubro por la tecnología, la automatización y la robotización. El cuento de que nuestros gobernadores y los funcionarios viajan al exterior para “atraer inversiones” y “la creación de empleos” es una tomadura de pelo, a sabiendas de que no es así. Los gobernantes salen al exterior a “turistear”, a gastarse nuestros impuestos sin ningún provecho evidente.
Las hacedoras de empleos en todo el mundo, pero en particular en los países desarrollados, son las pequeñas y medianas empresas (Pymes) que proporcionan el 70 u 80% de los empleos pero para ello, el trabajador medio, debe recibir un salario que no solo alcance para medio comer, sino qué, debe cubrir las necesidades elementales, los gastos secundarios y terciarios y hasta un gasto superfluo de vez en cuando. Esto, en México, sería contar con un salario mínimo constitucional (SMC).
El problema de que no crezca el mercado interno es un “compló” internacional, pues el FMI promueve que haya precios internacionales en los bienes y servicios que proporcionan la IP y el gobierno pero mantienen los sueldos y salarios de la mayoría de la población por abajo, en decenas de veces, de los países desarrollados. En otras palabras, los sueldos y salarios, en los países “emergentes” constituyen un instrumento eficaz de coloniaje laboral.
Los salarios de miseria, en nuestros países, sirven a los intereses de los imperios modernos, a la dictadura del mercado, que por este medio impiden que crezca el mercado interno, que se creen los empleos que necesitamos, que el gobierno recaude más impuestos y que los utilice de manera inteligente y responsable, no de la forma dispendiosa y torpe, con que lo hace actualmente.
Los salarios mínimos por encima de las necesidades básicas, no es un invento ideológico, sólo de los socialistas o comunistas sino que fue hecho realidad por el liberalismo en los EUA y que imitaron los países europeos después de finalizada la Segunda Guerra Mundial.
Estos salarios mínimos “altos“, no fueron contrarrestados por el disparo de los precios en los bienes y servicios ofertados y prestados por la IP y el gobierno, sino que se mantuvieron estables (80’s) hasta que hizo su aparición el neoliberalismo y la dictadura del mercado que golpeó con una inflación desbordada de la clase política y empresarial, que de esta manera, arrebataron las conquistas de los trabajadores y de la sociedad en general, reduciendo el salario mínimo a lo que hoy tenemos y que para ocultar este desplome de los ingresos de la mayoría, se entregaron a pasto, las tarjetas de plástico, cómo si fueran ingresos frescos.
Los salarios mínimos “suficientes” (constitucionales en México) más allá de cubrir o medio cubrir lo básico (cómo ocurre en los países “emergentes”) tienen la enorme virtud de alentar a la creación de las Pymes, quiénes a su vez, disparan la creación de empleos ( a pesar de los salarios mínimos “altos” que tendrían que cubrir) lo cuál permite que el gobierno recaude más impuestos para financiar el gasto público.
Los presupuestos gubernamentales, igual que los empresariales y familiares, no pueden ser para alentar el despilfarro, sino para detonar el desarrollo y la producción útil. En México, desgraciadamente existe una cultura hacia lo primero, particularmente en el gobierno, quién lo utiliza para pagar favores de campaña, de amistad o de parentesco.
La renta petrolera, prácticamente se utilizó para gasto corriente e improductivo, de todas las autoridades y de todos los partidos políticos. La cultura del derroche se ha impuesto en toda la sociedad mexicana, sin tomar en cuenta la máxima de Justo Sierra de que “no se puede gozar de lo superfluo, mientras haya quién carezca de lo indispensable”.
Esta idea fue arrojada a la basura por los gobiernos neoliberales (de todos los colores) quiénes olvidan la deuda que tienen con los indígenas (500 años) y con los trabajadores
(40 años) en proporcionar un desarrollo social y una mejora económica.
Para llegar a ella, se tiene que pasar por una mejora salarial que esté más cerca de los EUA, la mitad sería un buen comienzo y no que la distancia se mida en varias veces, nuestro salario (15) respecto al salario de nuestros vecinos.
Mantener la distancia actual entre un ingreso y otro, no tiene que ver con la productividad y la estructura económica, sino con la extensión de un imperialismo y un coloniaje, que se quiere disfrazar con una relación laboral ¡qué es simplemente una esclavitud asalariada!
Esto lo podemos ilustrar con el comparativo de que, para adquirir un IPOD en México se tiene que trabajar 95 horas, mientras que en los EUA bastarían, 9 horas.
En otras palabras, trabajar un año en EUA, con salario mínimo equivale a laboral 15 años en nuestro país, con el ingreso mínimo.