domingo, 14 de junio de 2009

Guardería ABC: Crónica de una desgracia anunciada

(14/Junio/2009)

Los fraccionamientos con viviendas de interés social, se han construidos en todos los sexenios pero como política de Estado y en forma masiva, se han dado en los mandatos de los populistas y represores: GDO, LEA y JLP y recientemente con los neoliberales de CSG, EZPL y Fox. Precisamente con este último se dio una explosión y un auge de conjuntos habitacionales, en todos los niveles económicos, al grado que bien merecía unas dos estrellas en su Haber, si no fuera porque no se atendió, a la par con lo más indispensable para que estos sectores fueran autosuficientes en todos los servicios.

Lo principal en este aspecto, son la atención a la Salud y a la Educación. Aunque en las maquetas y planos del proyecto habitacional y como un atractivo de mercadotecnia se muestran las áreas destinadas a escuelas, guarderías, jardines y plazas comerciales. Al paso de los años, de todas las promesas de preventa y sólo por presiones de los colonos, se llega a la construcción de alguna escuela primaria y de un número varias veces mayor de cantinas disfrazadas de tiendas de conveniencia.
Por esta carencia de jardines de niños (producto del engaño) no falta el vecino (a) que ve un “nicho de oportunidad” en esta necesidad e inventa una guardería, utilizando una de las viviendas para tal propósito. En muchas ocasiones, las ventanas están enrejadas (para dificultar los robos) y los sanitarios son uno solo y con equipo para adulto. El espacio tan reducido de la casa, impide el uso de cunas o cuneros y se limitan a colchones colocados sobre el suelo y que se amontonan, hasta el techo para conseguir un espacio “extra”.
La improvisación campea en estas “guarderías” producto de la iniciativa de un colono o de algún vival que desde sus inicios pensó en darle este uso y destino a su casa de interés social.
Los costos por niño van desde los 100 pesos semanales por tres horas de estancia, hasta 50 ó 100 pesos más si hay que tenerlo más tiempo (cuatro horas máximo). Las comidas son un cargo extra, cómo es obvio así como pañales y artículos empleados.
La participación de la mujer en la economía y cómo cabeza de familia, la obliga, si sus ingresos lo permiten, a utilizar estos remedos de estancias infantiles y su vulnerabilidad es tal, que lo que asombra es que no se hayan dado tragedias como la ocurrida en Hermosillo, Sonora.
Lo que suele (lamentablemente) aparecer en los medios, son las tragedias familiares en la que, niños al cuidado de otros niños o de ancianos enfermos o imposibilitados mueren o se accidentan gravemente, ya sea por incendios, quemaduras o intoxicaciones alimenticias o de productos venenosos debido a que sus ingresos son tan raquíticos que no le permiten desembolsar estas cantidades, que para algunos parecerán ínfimas pero que para otros, son verdaderas fortunas.
Las guarderías privadas y las institucionales, son una necesidad social que deberían considerarse como una importante fuente de empleos y de oportunidades y por lo mismo es necesario que se profesionalice su actividad y que se tabulen los diferentes desempeños de sus trabajadores pero de igual forma, es necesario que los espacios físicos cumplan con todos los requisitos de construcción y seguridad y que la regulación de su actividad no deje sitio a la improvisación o al “ ahí se va”.
En la tragedia de esta estancia, sólo en el equipamiento, contaba con lo necesario: detectores de humo, cuneros, colchones, sanitarios especiales etc., pero no en lo referente a la seguridad tanto de los menores como de sus cuidadores: detectores de humo mal colocados, colindancia o vecindad con bodegas o almacenes con material inflamable, carencia de puertas y ventanas de emergencia, falta de extintores, incapacitación en desastres, etc.
Extremadamente importante es, la finalidad que se persigue al ejercer esta actividad pues no puede limitarse a perseguir un beneficio económico pues estaríamos descalificados de antemano. Un mínimo de vocación es indispensable para este oficio y en cada uno de los puestos. Desgraciadamente el desempleo y los bajos salarios no facilitan encontrar la gente adecuada y también se improvisa con el personal humano.
Aunque las cifras que se manejan, en la subrogación, permitirían una mejora sustancial en la retribución económica del personal y en la adecuación del local.
El coyotaje en la autorización de guarderías subrogadas y el tráfico de influencias es una constante en nuestro Sistema, tanto en el terreno social como en el privado. Esta tragedia pudo evitarse, si los dueños se hubieran puesto en los zapatos de los padres o si hubieran considerado que ahí dejarían, con plena confianza, a sus propios hijos y nietos.
Las evidencias hasta el momento es que los propietarios pensaron en hacer una mínima inversión y obtener el máximo de ganancias. No aislar la guardería del almacén fue criminal de principio a fin, tanto en la pared común como en el techo del galerón que había sido de una maquiladora. Cierto que el incendio no se inició en la guardería pero su integración con la bodega fue determinante en el funesto desenlace.
La fatalidad también jugo su parte, pues si el incendio se da dos horas antes, la tragedia se habría multiplicado, pues estaría el local a toda su capacidad (176 niños) y si se hubiera presentado tres horas después o en el fin de semana, sólo estaríamos lamentando los daños materiales y no la muerte de 45 menores y las lesiones de diez más.
La dolorosa realidad es que esta tragedia debería ser la única y la última, porque se pondrá fin a toda la corrupción y a toda la voracidad de que son capaces algunos empresarios (no podemos generalizar) y que dejó al descubierto que, para algunos (no podemos generalizar) significa un gran negocio el cuidar a nuestros indefensos y confiados niños.
La concentración de permisos para guarderías, es un ejemplo más de la concentración de la riqueza en unos cuantos, que no abren las oportunidades de inversión ni de emprender a otros grupos diferentes a los que hoy, administran y controlan el Poder.