domingo, 7 de junio de 2009

El Primer colaborador de la delincuencia en el País, es Felipe Calderón



(7/Junio/2009)


En la vigésima sexta reunión del Consejo Nacional de Seguridad
con la ausencia (física) de ciudadanos víctimas de la delincuencia, funcionarios y autoridades se lanzaron reclamos y justificaciones frente a los operativos para detener a ediles y elementos de seguridad pública en el Estado de Michoacán y Nuevo León (por el momento).
Los gobernadores y el Jefe de Gobierno del D.F., apoyan las operaciones anticrimen pero cuestionan los operativos como el “Michoacanazo”, por considerarlos como una estrategia político electoral del gobierno federal.
El presidente Calderón, endosó la responsabilidad del incremento del crimen y su infiltración en las esferas del gobierno, a la pretensión de administrarlo durante años. “El hecho es que ahora estamos pagando los costos de años de permisividad y tolerancia ante la criminalidad”, argumentó.
Calderón sentenció que:”Quien traicione desde el servicio público la confianza de la sociedad y decida servir a los criminales y no a los mexicanos, tiene que saber que no habrá fuero partidista o consideración política alguna que lo libre de la acción de la justicia.”
Estas palabras presidenciales son muy graves y certeras y bajo las mismas, examinemos el comportamiento del Ejecutivo después de su toma de protesta. Por principio, se le entregó, como una cuota electoral a la profesora Gordillo, el Secretariado Ejecutivo del mismísimo Consejo Nacional de Seguridad Pública. Por servicios prestados en la elección presidencial del 2006, a la dirigente magisterial se le otorgaron: La subsecretaría de la SEP, la dirección del ISSSTE, la Lotería Nacional y ¡asómbrese usted! La Secretaría Ejecutiva del CNSP.
Calderón no estaba pensando en la seguridad de los mexicanos, sino en darle una garantía de ¡seguridad personal! a la vitalicia líder de los mentores. Durante 20 meses la seguridad del país estuvo sin brújula, ni timón (con la complacencia de la delincuencia) y así hubiéramos seguido, de no darse el lamentabilísimo caso del secuestro y asesinato del joven Fernando Martí y cuyo padre, Alejandro con el dolor a flor de piel, increpó a los funcionarios de todos los niveles con la frase de: ¡si no pueden, renuncien! Precisamente en esta reunión del CNSP (hace 300 días) el lector de los compromisos de seguridad, lo fue el carga portafolios de la profesora Gordillo, quién a los pocos días renunció al cargo, que nunca fue ejercido y por ello la criminal proliferación de la delincuencia de todo tipo.
Calderón, hay que reconocerlo, 20 meses después nombró un secretario “Técnico” del CNSP con mayores atribuciones que el “Ejecutivo” de la Gordillo. No se atrevió el Presidente a despedir al “cuate” de la profesora y acudió al recurso de ponerle una “sombra”, lo cuál provocó la renuncia anunciada, del incondicional de la líder.
Durante 20 meses, la seguridad del País estuvo en manos de inexpertos para pagar una deuda personal del Presidente Calderón. Esta acción del Poder Ejecutivo, merecía una censura de los Poderes Legislativo y Judicial pero no hubo tal, ni siquiera una crítica de los comentaristas políticos, salvo la de Ricardo Alemán y muy “Light”.
El otro error político y económico de Calderón. que traerá gravísimas consecuencias sociales y que proporcionará “carne de cañón” al crimen organizado es el de no apoyar, en la pasada Cumbre de los 20’s, a la canciller alemana, Angela Merker y al presidente francés, Nicolás Sarkozy, con su propuesta de terminar con los “paraísos fiscales” y con el secreto bancario. Unos y otro, son el refugio seguro para las ganancias de toda clase de delincuencia organizada o no. Los delitos de cuello blanco y azul: la corrupción, el contratismo, la evasión fiscal, la fuga de dólares, la especulación y el tráfico de influencias depositan sus recursos mal habidos en estos paraísos que se mezclan sin distingos con las utilidades que genera la droga, la prostitución, el tráfico de humanos, la venta de armas y el crimen de todo tipo.
Calderón pudo anotar un golpe espectacular, que le pudo dar buenos réditos electorales (mejor que el “Michoacanazo”) si acompañaba en su propuesta, a los mandatarios mencionados. Hay que decir, en descargo del presidente mexicano, que tampoco Barack Obama, ni ninguno de los l6 restantes Ejecutivos, tocaron el tema, por lo que, sus promesas de luchar con toda la fuerza del Estado contra el crimen, tiene un límite y ese se encuentra en que las ganancias del mismo, son intocables, son ¡sagradas!