domingo, 12 de abril de 2009

¿Calderón, un Presidente “fallido”?





(12/ abril/2009)


En el Testimonos: “Calderón, el antineoliberal más neoliberal”, ((9-XI-08) mencionamos y elogiamos un discurso pronunciado el 1 de mayo de l996, por el entonces presidente del Comité Ejecutivo del Partido Acción Nacional, que hacía un extraordinario juicio al neoliberalismo que había comenzado con Miguel de la Madrid Hurtado(1982); se consolidó con Carlos Salinas de Gortari (1988) y que mostró los daños de que era capaz, con el “error de diciembre”, que estalló al inicio del sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994).
Para los que tratan de justificarse, diciendo que esta crisis global no se esperaba y que fue una sorpresa para todos, deberían repasar el análisis certero, que hace 13 años, dijo el actual Presidente de la República sobre el neoliberalismo, que después de 14 años de practicarse en México, ya mostraba los estragos y las tragedias, que hoy están presentes y multiplicadas, con esta crisis global, después de la friolera de 27 años transcurridos, precisamente por la falta de congruencia de los políticos que, como Calderón, dicen una cosa y hacen lo contrario.
El discurso: “Crisis del Trabajo, oportunidad de Transformación”, pronunciado en el D.F., por Felipe Calderón, contradecía la praxis de su partido, pues aunque no tenía la Presidencia de la República, ya gobernaba en algunos Estados y tenía varias capitales y otras ciudades principales bajo su gestión, de tal suerte que, toda proporción guardada, las palabras de Felipe Calderón, constituían una crítica muy parecida a la que hizo (dos años antes) Luis Donaldo Colosio a la nomenklatura priísta.
El candidato victimado, dejó la interrogante de si hubiera puesto en práctica sus ideas de Justicia, de haber llegado al Poder, mientras que el michoacano, si logró alcanzar la presidencia de la República (“haiga” sido como “haiga” sido) y ha tenido la oportunidad de poner en los hechos, su incendiaria vocación antineoliberal pero no pasó del discurso mencionado porque en lo que va de su mandato, resultó un neoliberal extremo y fundamentalista, pues su primer acto de gobierno fue declarar la guerra al narco en lugar de hacerlo a todas las desigualdades del pasado, del presente y por qué no, prevenir las injusticias futuras.
Al mismo tiempo, aceptó compartir el Poder con todos los poderes fácticos, que había acrecentado el neoliberalismo, entre ellos los de las cúpulas sindicales y la de los medios televisivos y de la comunicación electrónica, quedando como un poder fáctico más y no como un Poder Ejecutivo real.
La falta de congruencia de Calderón se pone de manifiesto con el nombramiento de un personero, de la Presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) como Secretario Ejecutivo, de la Comisión Nacional de Seguridad y que el año pasado aventó el arpa, después de haber hecho la lectura de los compromisos de seguridad, frente a los Poderes y las Instituciones de la República, obligados por las palabras de Alejandro Martí de “!Si no pueden, renuncien!” y después de cinco mil muertos, ¡más que en la guerra de Irak!
El poder cupular del SNTE, recibió además, como cuota electoral, por los servicios prestados en la decisión presidencial, la subsecretaría de la SEP, una dependencia clave para transformar el pensamiento neoliberal por uno liberal, pero ético. La educación pública, por decir lo menos, quedó en familia aunque fuese autoritaria, opaca y vitalicia.
Pero el colmo de la incongruencia, tenía que darse en lo económico, no sólo por el nombramiento de un fondista cómo secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, pues dice el dicho que “un clavo, saca otro clavo” y que mejor que tener un funcionario conocedor de todas las mañas, del FMI, precisamente para desarrollar una política antineoliberal que revirtiera la criminal concentración de la riqueza, que desde el 2000 se acentúa al doble de lo que se da en los EUA, los padres del engendro. La esperanza de una política económica anti fondista, pronto desapareció con las decisiones neoliberales fundamentalistas que se dieron con Calderón y que no “rebasaban a AMLO por la Izquierda” cómo afirmaba que lo haría, de llegar a la Presidencia.
El colmo de los colmos, se fue dando, no a cuenta gotas sino en cascada, con las denuncias sobre el contratismo practicado por funcionarios, cercanos al Ejecutivo; por la intención de privatizar lo poco que queda del petróleo, sin estarlo; por compartir el “tesoro” energético en aguas profundas, con las compañías transnacionales; por dilapidar la Renta Petrolera; por subastar miles de millones de dólares de las Reservas Internacionales a tontas y a locas, sin preguntar a quiénes y en qué cantidad y para qué, exhibiendo un neoliberalismo a ultranza torpe y miope, pues si la crisis era distinta a las anteriores, según sus propias palabras, de la misma manera había que atacarla.
El “catarrito”, resultó toda una pulmonía, y el Presidente del Empleo, dejará como herencia a la mitad de su sexenio ¡Un millón de desempleados y la caída del PIB será, de 3 negativo! las mismas cifras de Ernesto Zedillo Ponce de León, el titular del Poder Ejecutivo, a quién iba dirigido su discurso antineoliberal, en 1996.
Zedillo y Calderón, no sólo se juntaron en Davos, Suiza para intercambiar bromas sobre lo placentero y lo doloroso del ejercicio del Poder, sino que ahora los une ¡lo trágico que fueron y son, para la mitad de los mexicanos!
¡Lo dicho, cae más pronto un hablantín, un boquiflojo, que un cojo!! La congruencia entre el decir y el hacer, de un político (y de cualquiera) es lo que lo hace real, auténtico o simplemente “FALLIDO”, por lo menos para la mitad de la población, víctima del neoliberalismo que Calderón señaló, como un “peligro para México”, en l996.