miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ex guerrillera.

Ex guerrillera, Presidenta de Brasil: Dilma Rousseff.
Ayer: Luchadora social. Hoy: Neoliberal desarrollista.
Del “milagro mexicano” al “milagro brasileño”.
Fallido el primero y en esa ruta, encaminado, el segundo.
Testimonos: Blog. Un Futuro, con Futuro, para México.
Por Cipriano Barreto Mendoza.
El neoliberalismo es muy pragmático. Puede aceptar que una ex asaltabancos, llegué al puesto político más importante del Brasil, siempre y cuando, se quede con la parte del león, de una economía emergente, que es la octava del Mundo.
Hace 60 años, después de la Segunda Guerra Mundial (SGM), el capitalismo enfrentó al socialismo con la llamada “guerra fría”.
Ésta se diferenciaba de la primera, en que, tenía como objetivo, eliminar física e ideológicamente a los partidarios o militantes de izquierda en Latino América y en todo el globo, sin destruir los logros materiales alcanzados (dentro de lo posible).
Aún así, se desataron las guerras de Corea, Vietnam y cientos de conflictos de “baja” intensidad que tenían razones económicas entre las potencias, pero que respondían más a enfrentamientos políticos e ideológicos.
Para evitar una segunda Cuba, los EUA y sus aliados capitalistas, pusieron en marcha una limpieza ideológica mundial, para exterminar a todo simpatizante socialista.
Para ello, se utilizaron todos los actos que hoy comete la delincuencia organizada: Levantones, desapariciones, torturas, violaciones, ejecuciones y entierros clandestinos de los opositores ideológicos.
Esta política genocida, fue practicada metodológicamente, por las llamadas “instituciones democráticas” de Estado, desde Centro América hasta el Cono Sur, en el continente americano, pero también en Asia y África.
Las luchas, allá, fueron anticolonialistas e independentistas, pues en estos últimos continentes se libraban las guerras de liberación de los Imperios Europeos, que supuestamente en América Latina se habían “conseguido”, un siglo antes.
En el continente americano, se ejercía un nuevo imperialismo (vergonzante) por la Potencia Hegemónica, surgida de la SGM: Los EUA.
Estos desplegaron un dominio económico y político mafioso, que tutelaron nuestro crecimiento e impidieron que nuestros pueblos acertaran o se equivocaran en sus políticas desarrollistas nacionales.
Los planes y proyectos socialistas, de “economía mixta” e incluso de capitalismo de Estado, fueron vetados por el Imperio y nos impusieron “una oferta que no podíamos rechazar”. O estábamos con ellos o contra ellos. No había de otra.
Durante 40 años, los EUA recurrieron a financiar y patrocinar golpes de Estado, con los militares entrenados en la Escuela de las Américas, asentada en Panamá.
El pretexto de mantener una coordinación hemisférica, en cuanto a prácticas militares conjuntas, permitió que la CIA y el Departamento de Estado, seleccionaran a sus gorilas de exterminio.
La llamada “guerra fría”, originó un Holocausto en Latinoamérica y el Caribe.
La limpieza ideológica en nuestro continente, se anticipaba a la limpieza étnica, que después se dio, en la ex Yugoeslavia, contra los que no aceptaran la directriz de la CIA, el Pentágono, el Departamento de Estado, dirigidos por las Transnacionales imperiales, en nuestras políticas económicas.
Brasil no fue la excepción y desde los años 40´s, se alternaban los civiles y los militares en los gobiernos electos y/o golpistas.
Dilma Roussef, participaba en la lucha contra la dictadura militar del momento, en una brigada asaltabancos. Capturada por los gorilas en turno, fue torturada y encarcelada durante 2 años.
Sobreviviente de la limpieza ideológica, Dilma Rousseff, se incorpora a la lucha partidaria y llega al PT de Lula, quién reconoce su capacidad y su voluntad de generar cambios positivos, para las mayorías brasileñas.
Estos cambios, han traído mejoras sustanciales para 36 millones de compatriotas y para posicionar a su País, en el crecimiento neoliberal de su economía: El desarrollismo neoliberal brasileño.
Este mejoramiento indiscutible, en cantidad y calidad, ha incrementado la enorme acumulación de riqueza en unos cuántos, al grado de que estos pocos, hoy han aceptado conceder migajas del pastel a millones de trabajadores, lo cuál sería de aplaudirse, de no ser por el daño ambiental creado.
Lula y Dilma han aceptado que el neoliberalismo se lleve la mayor tajada del pastel económico pero que también, ha permitido alcanzar metas, que han sido el sueño irrealizado, de muchos luchadores sociales.
En México, tuvimos un crecimiento extraordinario de 6.5% anual del PIB que no se repartió salarialmente, (aunque si en prestaciones sociales paternalistas).
A las demandas económicas de maestros, ferrocarrileros y médicos, durante los sexenios de Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz (el milagro mexicano) se respondió con represiones y el encarcelamiento, de los líderes de los movimientos laborales y del estudiantil de 1968.
En Brasil, el crecimiento económico tiene una cara social: El incremento del empleo, salarial y de prestaciones sociales y la cara neoliberal: La altísima concentración de la riqueza y del deterioro ambiental, producto del desarrollismo.
El crecimiento social brasileño, no es perfecto y Gustavo Esteva, en La Jornada, lo define correctamente pero no se puede culpar a Lula o a Dilma Rousseff, porque hace falta una propuesta mundial, que nos encause hacia una globalización Humana, Ecológica y Sustentable.
En el Blog. Un Futuro, con Futuro, para México, planteó que es necesario: Frenar y Revertir la concentración de la riqueza; Salario Mínimo Constitucional y/o Global; Reducción de la Jornada de Trabajo, Regulación Bancaria estricta; Cancelar parcialmente los TLC´s para Generar y Fomentar el Pleno Empleo y tener como centro de la política económica al Ser Humano, la Ecología y la Sustentabilidad del Desarrollo.
Alcanzar el Estado de Bienestar mediante la Seguridad Social Universal, sería la meta Global.
Dilma Rousseff, se enfrenta a la paradoja de haber sido una asaltabancos que, se asegura, señalaba en su defensa que “era más criminal, fundar uno, que asaltarlo” y que, ayer y hoy, como colaboradora de Lula, participe en el fortalecimiento del neoliberalismo que hoy reparte, “salpica”, beneficios a 36 millones de brasileños, pero que en el corto plazo, levantará la canasta a los trabajadores.
Así ocurrió en los EUA, en las economías capitalistas europeas y en México, que repartieron una pequeña parte del pastel con los trabajadores, pero que una vez fortalecidos y creyéndose “el ombligo del progreso” se quieran comer todo y dejar de compartir, incluso las migajas, con los también creadores de la riqueza y del desarrollo.
Dilma Rousseff, la presidenta del Brasil, debe aprender de la historia y para hacerla, debe tomarla en cuenta, para no permitir la concentración de la riqueza, porque entonces su gestión, será más de lo mismo.
No habrá un Brasil compartido: Común. Sino propiedad de unos cuántos: Los de Siempre.